El coste de capital
El coste de capital de la empresa estima el coste promedio de la financiación que utiliza, es decir, es la media ponderada a precios de mercado de los costes del patrimonio neto y de la deuda. Este coste medio responde a las rentabilidades exigidas por el conjunto de sus inversores, pues esta exigencia es la contrapartida del coste de financiación de la empresa. Por esta razón, el coste de capital es un parámetro financiero que nace del mercado y se explica en función del rendimiento exigido a la empresa como consecuencia de su riesgo económico y financiero. Esto explica que el coste de capital dependa de parámetros del entorno como la inflación, el tipo de interés y la aversión al riesgo de los inversores.
El coste de la deuda equivale a la rentabilidad exigida por el prestamista, reducida por el escudo fiscal que generan los intereses por su naturaleza de gastos deducibles. Para determinarlo, existen diversos métodos pero todos ellos nacen de la rentabilidad exigida a las distintas modalidades de deuda y al riesgo crediticio de la empresa.
El coste del patrimonio neto tiene el mismo origen pero referido a las exigencias de rentabilidad de los accionistas. Para estimarlo existen también procedimientos alternativos pero uno habitual consiste en añadir una prima de riesgo, específica de la empresa, a la rentabilidad de los activos sin riesgo representados por la deuda pública. Como el riesgo debe ser retribuido, el accionista exige un rendimiento adicional al tipo sin riesgo. El coste del patrimonio neto supera siempre al de la deuda financiera, entre otras razones, por el mayor riesgo que acepta el accionista, su menor liquidez y porque los intereses son deducibles fiscalmente.
La supervivencia de la empresa requiere que su rentabilidad supere al coste de capital medio. Sólo así cubrirá todos sus costes, incluido el financiero asociado al capital que emplea, generará un excedente que le permita financiar su crecimiento y remunerará adecuadamente a sus partícipes, por lo que podrá obtener de ellos nuevos fondos.
La creciente globalización de los mercados de capitales tiende a rebajar el coste de capital medio, debido a las menores barreras a la inversión en el exterior y al movimiento de capitales entre países. Por un lado, los inversores rebajan su prima exigida de riesgo, al beneficiarse de la mayor facilidad para diversificar eficientemente sus inversiones. Por otro, las empresas disponen de más alternativas de financiación, lo que siempre ayuda a reducir el coste de la misma.
Por último, las aplicaciones del coste de capital en cualquier empresa son numerosas. Sirven para tomar decisiones cuando los flujos de caja involucrados se distribuyen en el tiempo, evaluar inversiones, valorar activos, decidir cómo financiar la empresa, evaluar la gestión y fijar tarifas en los servicios públicos.