Las alquimias financieras son mecanismos no sostenibles de mejora del beneficio o la liquidez a corto plazo que se consigue a costa de los resultados a más largo plazo. Algunas de las principales son las ocho siguientes:
- El crecimiento exagerado, porque mejora el margen al repartirse el coste fijo de los recursos consumidos entre más unidades. Pero si el crecimiento no está soportado por el del mercado, la reducción del coste no será duradera pues se acumularán las existencias y el proceso revertirá en algún momento, provocando una caída de la actividad y el aumento del coste unitario. Un crecimiento no sostenible es de ida y vuelta, teniendo que soportar primero el coste de crecer y después el de desmantelar o el de la subactividad. La situación se agrava si se realizan inversiones que luego resulten excesivas.
- El endeudamiento imprudente, porque es rentable tomar dinero a un coste inferior a la rentabilidad de invertirlo, aunque a costa de aumentar el riesgo. Pero este endeudamiento solo es favorable si ese margen se mantiene y se puede pagar la deuda, lo que se incumplirá si el mercado se da la vuelta y no se generan fondos suficientes para atender dicho servicio. Además, el mayor endeudamiento y la peor la calidad crediticia de la empresa incrementarán el coste de su deuda futura.
- Las ventas con riesgo de anulación, porque se generan unos ingresos volátiles. Esto sucede cuando se presiona al canal de distribución para comprar por encima de sus necesidades o el producto no reúne las especificaciones contractuales. Si se estimula al canal para que anticipe o aumente sus pedidos, éste acepta si tiene la posibilidad de devolución. Cuando acumule un stock excesivo reducirá las compras o incluso devolverá el producto, teniendo la empresa que anular la venta, retrotraer el beneficio y quizá recuperar un producto obsoleto. Pero a corto plazo se consiguió mejorar el beneficio por las mayores ventas y la reducción del coste unitario originado por el mayor volumen.
- El recorte de los gastos estratégicos, como los de I+D+i, formación, mantenimiento y los de la marca, porque si bien se mejora la cuenta de resultados de ahora se deterioran las de los próximos años al ser esos gastos los que aseguran el porvenir de la empresa y alimentan su progreso.
- La financiación de las pérdidas con el crecimiento cuando el capital corriente operativo es negativo. Al crecer se obtiene más financiación de los suministradores que la requerida por las inversiones, y el excedente cubre el déficit. Pero, si no se corrigen las pérdidas y se recapitaliza la empresa, la situación se irá deteriorando hasta que resulte inviable.
- No cubrir los riesgos, con lo que se ahorran los costes de las coberturas pero dejando a la empresa a merced de la fortuna. En algún momento se materializará alguna exposición, afectando seriamente los resultados futuros.
- No invertir y dejar que la empresa se descapitalice técnicamente. Los resultados a corto se benefician de ordeñar el inmovilizado pero cuando se llegue al límite y halla que reponerlos, los problemas de financiación pueden dañar seriamente la posición de la empresa, si no se ha deteriorado antes por incumplir la propuesta del valor al cliente o por desajustes en las operaciones internas.
- El pago de dividendos no sostenibles, porque aumentan el valor de la acción de manera efímera. Cuando por el cambio de las circunstancias se recorte ese dividendo excesivo, el precio de la acción se desplomará. El aumento del dividendo se fomenta con frecuencia por accionistas de control que precisan compensar otras inversiones poco afortunadas.
Estos efectos, más frecuentes de lo razonable, no suelen manifestarse de golpe sino que alimentan unas tendencias que el controller debe identificar mediante indicadores de alerta antes de que detonen. Le va en ello el futuro de su empresa y el suyo.
Juan Pérez-Carballo
Director del Curso de Control de Gestión de la Escuela de Economía de Madrid
5 de octubre 2016